A partir de 1916, empezaron a utilizarse traineras construidas en los astilleros para las regatas de competición. Anteriormente, se empleaban en las regatas las mismas embarcaciones que usaban a diario las cuadrillas de pesca en su faena diaria. Las mismas traineras para el trabajo y para el deporte. Normalmente, se dedicaban a la pesca de la sardina y similares; pero, ocasionalmente, se empleaban para la pesca de otras especies.
El periódico El Urumea nos da a conocer un caso ocasional de aquellos: en enero de 1884, apareció una ballena en la Zurriola, cerca de la bocana del Urumea (uno de los últimos ejemplares que se acercaron a nuestras costas), y del puerto de Donostia salieron dos embarcaciones dispuestas a pescarla. Una de ellas fue la trainera llamada “Torrea”.
Y sabemos por medio de los mismo medios de comunicación de la época que la trainera pesquera “Torrea” se empleaba para regatas deportivas. Según podemos leer en sus páginas, en 1882 se celebró en nuestras aguas un famoso desafío entre dos traineras donostiarras. Aunque fue una regata sin ganador: las dos embarcaciones, “Pólvora” y “Torrea”, tuvieron una llegada tan ajustada que fue imposible determinar cuál resultó vendedora. Cuentan que los remeros llegaron totalmente destrozados por el esfuerzo dedicado a no perder la apuesta. Pero claro, la cosa no podía quedar así, y hubo en el puerto donostiarra grandes rumores de una regata de revancha. No sabemos si realmente se llegó a celebrar aquella segunda regata, pero lo que sí sabemos es que en los periódicos de la época se realizaron duras criticas: decían que aquellos desafíos tan duros no eran espectáculos agradables y tolerables, y consideraban que deberían prohibirse. Es evidente que, afortunadamente, no consiguieron sus propósitos, y continuaron celebrándose.
El grabado adjunto es de fines del siglo XIX, y representa la pesca de una ballena a la altura de la Zurriola. Probablemente sea la acción reseñada en el periódico El Urumea, o, si no, alguna muy similar.